Gabriela Ortega | Brasil: ¿se disipará la tormenta?

Gabriela Ortega

Economista Senior en Moneda Asset Management

Brasil, la economía más importante de América Latina viene atravesando un difícil momento, algo que podríamos catalogar como tormenta perfecta. La segunda ola que atraviesa ha excedido con creces la anterior en contagios y muertes. Los fallecidos alcanzaron una cifra récord de más de 2800 diarios la última semana. La ocupación de camas de cuidados intensivos se encuentra sobre 90% en 18 estados de un total de 26, y existe el riesgo inminente de escasez de insumos como oxígeno o medicamentos para intubación. Se han reforzado las medidas restrictivas, pero la peligrosidad de la cepa P.1, 2.2 veces más contagiosa que la cepa original, está siendo difícil de contener. La campaña de vacunación sigue avanzando, aunque a un ritmo lento, y tomará algunos meses más poder cubrir a una proporción significativa de la población.

En el ámbito fiscal, el país presenta una alta fragilidad. Su nivel de deuda se ubica en 89%, de los más elevados entre mercados emergentes. En 2021 debían iniciar un ajuste fiscal muy fuerte, y llevar el déficit a 7% del PIB (versus 14% en 2020), sin embargo, debido a la dificultad de contener la pandemia, el gobierno se ha visto en la necesidad de ampliar los subsidios a las familias y probablemente vengan nuevos estímulos para proteger empleos y brindar soporte a las empresas. Todo esto acrecienta la incertidumbre del mercado sobre si Brasil será capaz de respetar sus reglas fiscales este año y los próximos, y mantener una trayectoria sostenible de su deuda. En el ámbito político ha resurgido la preocupación por un posible retorno del Partido de los Trabajadores a la presidencia, debido a la anulación de todas las condenas del expresidente Lula, lo que lo facultaría para participar en las próximas elecciones de octubre de 2022. Recientes encuestas muestran que Bolsonaro podría ser derrotado por Lula en segunda vuelta, y entre los candidatos de centro que podrían convertirse en una tercera vía política, ninguno se vislumbra por ahora lo suficientemente fuerte para hacerle frente a Bolsonaro o Lula. Asimismo, las vidas que se pierden y los elevados costos sociales y económicos por la pandemia pueden seguir castigando las cifras de popularidad de Bolsonaro (que alcanzan hoy 30%), generando incertidumbre sobre las políticas económicas que seguirán en lo que queda de su mandato.

 Sin duda, todos los factores antes expuestos ilustran el difícil momento que atraviesa la economía brasileña. Sin embargo, en los peores momentos surgen las mejores oportunidades, y hay varios factores que podrían ayudar a disipar la tormenta en los próximos meses. Brasil cuenta con más de 500 millones de dosis de vacunas contratadas, con lo que la cobertura de su población llega al 139%. En los próximos meses la campaña podría acelerarse en forma importante, contribuyendo a la normalización de las actividades económicas. El gobierno ha logrado aprobar junto con las transferencias a las familias, una reforma fiscal que: fortalece el control del gasto público, busca reducir beneficios tributarios y liberar el uso de algunos fondos públicos para pagar deuda. Junto con ello, el gobierno promoverá la discusión de otras reformas constitucionales como la administrativa y la tributaria, que no serán fáciles de aprobar pero que podrían contar con apoyo en el Congreso para ir avanzando (las últimas votaciones parlamentares muestran que hay una coalición dispuesta a continuar con la agenda económica vigente). Se impulsará también la discusión de otras legislaciones que mejoren el ambiente de negocios en ciertos sectores y la reducción de aranceles. El Banco Central ha iniciado su ciclo de alzas de tasas de interés, entregando una señal fuerte al mercado de su preocupación por la inflación, consolidándose como una entidad formalmente independiente, donde los periodos de sus autoridades se deslindan de los periodos de gobierno. El escenario internacional de fuerte crecimiento de la economía mundial, con precios de materias primas al alza, también ayudarán a impulsar la recuperación local. Potenciar todos los factores antes mencionados y lograr que la tormenta se disipe requerirá un fuerte compromiso de las autoridades por el respeto a la disciplina fiscal en el largo plazo y la unidad en el manejo de las crisis.

Andrea Sanhueza